En una época en la que más del 75 % de la población española usa dispositivos digitales para el ocio, el trabajo o la comunicación, cabe destacar a l@s niñ@s y adolescentes que, tal vez debido a la rápida evolución de las tecnologías, se encuentran con un mundo abierto a todo tipo de posibilidades, pero también a riesgos que pueden atentar contra su privacidad, integridad o incluso su salud.
Hoy vamos a centrarnos en el uso de dispositivos digitales por parte de menores y las aplicaciones correspondientes, como pueden ser redes sociales, plataformas de video, juegos online, etc.
Todas estas plataformas recaban datos personales en mayor o menor medida, bien de una forma correcta o intentando obtener réditos ilícitos de dichos datos. Por ello, en primer lugar, son los progenitores los primeros que deben tomar cartas en el asunto e intentar revisar, previamente a su uso por parte del menor, las políticas de privacidad de dichas aplicaciones que, como mínimo, deberían contar con:
- El nombre de la empresa responsable de los tratamientos de datos personales.
- En caso de que haya cesiones a terceros, los destinatarios de las mismas.
- Información sobre los consentimientos que se hayan podido prestar al darse de alta.
- Información sobre los derechos que nos asisten en materia de protección de datos.
Por otra parte, hay que tener en cuenta los permisos que solicitan las aplicaciones en el caso de que se instalen en smartphones, ya que en algunos casos son excesivos (permisos para la grabación de imágenes o de sonido, el uso de la geolocalización…) y denegar los que no sean necesarios para el buen funcionamiento de las mismas.
Para terminar, no estaría de más que, como progenitores, busquemos información acerca de las aplicaciones que consideremos sospechosas, como opiniones de usuarios, foros, etc.
Con todo esto podremos tener los datos personales de los menores un poco más protegidos.
Autor: A. Amo.